Localidad: Sotillo de la Ribera

Fecha: Jueves y Viernes Santo

Dos procesiones, la de Jueves Santo y la del Viernes Santo, acaparan al arte religioso y ciertas manifestaciones populares de costumbrismo atávico. La "carrera" del Jueves Santo se inicia con luz crepuscular y acaba en un ámbito de sombras. Sólo las hogueras que se prenden en casi todas las bocacalles del recorrido procesional añaden fantasmagoría de luz a la penumbra. Al ambiente de tenebrismo escénico contribuye no poco el resto de la escenografía: los soldados romanos, oro y sangre en los ropajes; la silueta penitencial de los capuchinos, largos conos de noche; el cántico de una cuadrilla de nazarenos que entonan estrofas de un romance atribuido a Lope de Vega; la salmodia mortuoria y litúrgica de un Miserere ruralizado que un grupo de cofrades entona con más pasión que acierto; los himnos piadosos de las mujeres afligidas. Seis pasos desfilan, todo muerte y dramatismo, por las calles teñidas de penumbra.

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